¿Qué transmite nuestra tipografía y qué tipos hay?
Hasta ahora hemos hablado de los colores, los degradados, el tipo de papel y los tipos de impresiones. Sin embargo, nos hemos «olvidado» de un aspecto importantísimo de los diseños, logotipos, textos… Sí, nos referimos a la tipografía.
Está claro que un tipo de fuente más elegante no transmite lo mismo que un tipo de fuente más informal, pero ¿cómo podemos distinguir ambos tipos y qué características tienen?
Empecemos con las tipografías con serifa. Las tipografías con serifa son aquellas que cuentan con remates o terminales, que son esos pequeños adornos ubicados en los extremos de los trazos de los caracteres. Esta se caracterizan por dar un aspecto clásico y formal, en ocasiones elegante y es posible que algo anticuado o serio. Son tipografías idóneas para párrafos o textos largos, ya que los pequeños terminales o serifas contribuyen a que se cree una línea imaginaria bajo el texto que facilita mucho lectura a nuestro ojo.
Las tipografías sin serifa o de palo seco, por el contrario, son las más utilizadas en el día a día y se pueden emplear para prácticamente cualquier diseño o texto que se nos ocurra. En este sentido, podemos decir que son tipografías todoterreno. Se caracterizan por la ausencia de remates y terminales. Se diseñan sin serifas y suelen asociarse con la tipografía comercial, ya que ofrecen un resultado muy bueno para la impresión de titulares o poco texto, en carteles y publicidad. Este estilo de fuente evoca modernidad, seguridad, neutralidad y minimalismo.
Aunque este tipo de fuente tipográfica no cuente con la línea invisible que consiguen las tipografías Serif para los textos largos, es muy recurrida también para textos en pantalla y textos en tamaños pequeños. Gracias precisamente a la ausencia de terminales y remates, esta tipografía puede resultar más legible en textos de pequeño tamaño que su hermana mayor.
Las tipografías manuscritas o cursivas imitan a la escritura del ser humano. Generalmente este tipo de tipografías cuentan con una tendencia itálica o cursiva claro. Las letras se ligan entre sí y encontramos curvas más pronunciadas que en las tipografías con serifa o de palo seco. Se emplean sobre todo en logotipos que tengan que ver con algo artesanal, casero o hecho a mano, ya que nos transmite cercanía y profesionalidad.
Por último tenemos las tipografías display o decorativas. Son menos formales, más alocadas y dispares, por lo que podemos utilizarlas para una variedad muy amplia de situaciones. En muchas ocasiones no se crea una familia tipográfica completa (todas las letras) sino que se realizan únicamente las letras a emplear, ya que estas tipografías no son adecuadas para textos y no tendría sentido invertir tiempo y esfuerzo en algo que no se va a utilizar.
El auge del diseño minimalista en nuestros tiempos
Desde hace unos años hemos visto cómo prácticamente todas las grandes compañías han ido rehaciendo su imagen de marca para, en resumen, simplificarla, ya sea mediante la eliminación de degradados que tanto éxito tuvieron a principios de los 2000 como de la simplificación de las formas, encaminándose hacia un diseño más minimalista. Atrás quedaron esos diseños tan rebuscados y complicados del siglo pasado: lo que está de moda ahora es el minimalismo.
La necesidad de sobresalir dentro del océano de productos y servicios que en la actualidad compiten en el mercado, ha obligado a los diseñadores gráficos a buscar soluciones que permitan destacar las marcas de sus clientes. El marketing exige expresar conceptos complejos de forma sencilla y limpia y en este contexto, el minimalismo se ha presentado siempre como una alternativa muy eficaz. Ante la sobreabundancia, la sencillez. Ante el ruido, el silencio. Ante la tempestad, la calma.
El minimalismo utiliza un grupo muy reducido de elementos, como colores, formas o texturas, y en sus obras la composición es muy elemental, constituyendo un auténtico tributo a las síntesis visual.
En el uso de los colores, por ejemplo, el diseño gráfico minimalista renuncia a los colores llamativos, los degradados y los patrones complejos, y opta por los colores planos, los fondos blancos y los espacios vacíos.
En las tipografías, los diseñadores minimalistas huyen de las serifas y prefieren las fuentes de palo seco, como, por ejemplo, Futura (diseñada precisamente por la Bauhaus, en concreto por el tipógrafo Paul Renner en 1927), Helvetica, Antique Olive o Frutiger.
Lo que se busca es no sobrecargar el sitio con elementos que no aportan nada a la funcionalidad del mismo o al objetivo con que fue creado. En este sentido, menos es más. Normalmente pensamos que el diseño minimalista es «aburrido» por no poseer demasiados recursos estéticos. Sobre esto debemos plantearnos, ¿debe el diseño divertirnos? ¿Cuál es el verdadero rol de una pieza o de un trabajo de diseño?