La importancia del acabado en las etiquetas
Siempre hablamos de lo importante que es dar una buena imagen de nuestro producto, ¿pero cómo podemos conseguirlo? Hay muchas formas de lograrlo, pero en esta publicación nos centraremos en lo que transmitimos y cómo lo hacemos con las etiquetas de los productos.
Una buena impresión puede tener muchos motivos, y es algo muy subjetivo y no aplicable a todas la personas por igual. Sin embargo, hay ciertos detalles que suelen ser universales como por ejemplo el golpe seco, un acabado capaz de generar en el consumidor una percepción diferente en la vista y en el tacto. Se trata de un pequeño toque que se aplica sobre alguno de los elementos de la etiquetas para resaltarlo, y se puede poner sobre el nombre de marca o sobre un elemento gráfico del diseño de la etiqueta. Al tacto se nota el relieve y provoca una impresión más profesional (y quizás premium) que una etiqueta de toda la vida.
La forma o troquel de la etiqueta. Una etiqueta de toda la vida será cuadrada, rectangular o circular, pero no debemos limitarnos a esas formas simples. El mundo de los troqueles es infinito, y cualquier forma que se te ocurra tiene cabida. Destacarás respecto a las demás etiquetas por usar un diseño innovador o apropiado a tu producto, pero cuidado, tampoco te excedas y hagas formas sin ton ni son o inadecuadas; un poco de sentido común siempre viene bien, más teniendo en cuenta que posteriormente deberás imprimir en esa forma recortada.
El stamping también es una opción muy adecuada para dar un resultado más vistoso a nuestras etiquetas. Normalmente se suele utilizar para destacar el logo de la empresa, los títulos o detalles que quieres que se vean de un primer vistazo. Como con todo, no debemos excedernos y hacer todos los textos o imágenes en stamping, ya que lograrás el efecto contrario al que quieres conseguir, es decir, que el usuario no sepa a dónde mirar y acabe pasando del producto.
Los degradados en los logotipos, ¿tendencia del pasado?
Si pensamos en los degradados en los logotipos es posible que nos vengan a la cabeza esos diseños rocambolescos de principios de los 2000, con el auge de Internet y las páginas web. Si bien la tendencia actual es reducir al máximo los detalles y los colores, prescindiendo del uso de degradados y variedades de colores, eso no significa que estén prohibidos o no podamos usarlos. En este post os dejamos unos puntos clave para poder hacer un buen uso, más actual, de los degradados.
¿Qué es un degradado?
El degradado es una combinación de uno o varios colores ordenados de forma lineal en la que se realiza una transición gradual, suave y progresiva.
Para conseguir un buen degradado es necesario ir reduciendo el color principal e ir aumentado los colores secundarios para así, crear nuevas tonalidades creadas a partir de la fusión de los diferentes colores. El resultado final es añadir profundidad a la imagen y hacer énfasis en las partes del diseño más importantes.
Tipos de degradado
Existen diferentes maneras de realizar degradados dependiendo del impacto visual, pero los más utilizados son los siguientes:
Lineal: la transición de uno o varios colores se realiza de un punto inicial a un punto final de forma recta y lineal.
Radial: esta forma es similar al degradado lineal pero en vez de realizar una transición recta del color, se realiza en forma de círculo. Empezará con un color en los bordes que se irá transformando en otro en el centro.
Dónde usar este efecto
- Creación de un logotipo
- Creación de un background de una página web
- Creación de diseños impresos como: carteles, roll up publicitarios y lonas impresas
Consigue un acabado de 10
Hacer un degradado no suele ser complicado, actualmente la mayoría de programas de diseño gráfico te ofrecen la opción de hacerlo de forma fácil. Lo más difícil, no es hacer bien la técnica sino elegir bien los colores. El resultado dependerá al 100% de los colores que utilicemos en su diseño. A continuación, te damos algunos consejos para conseguir un degradado de 10:
- Nunca lleves el degradado hasta el 0%. Lo más importante es evitar degradados que contengan el color blanco sobretodo, si quieres imprimir el diseño. Normalmente, el degradado con blanco tiene un acabado espectacular pero muchas veces la tinta no lo puede transmitir bien al soporte.
- No añadas más de 3 colores distintos para evitar sobrecargar el diseño.
- Intentar utilizar colores análogos para realizar los gradientes. Es decir, aquellos colores que en la escala cromática están una cerca de otro como por ejemplo: el verde y el amarillo o también puedes optar por crear degradados de varias tonalidades de un mismo color.