Antonio Gómez Bueno, de Palm Springs a Raos
El artista cántabro Antonio Gómez Bueno, afincado en Los Ángeles, transforma dos naves del polígono en un mural de camuflaje
Camuflaje y deslumbramiento son los dos ejes que definen la ilustración, el motivo elegido y la plasmación en un gigantesco decorado. Este verano, desde diferentes perspectivas de la entrada a Santander, es visible el mural pintado en Raos en julio por el artista cántabro Antonio Gómez Bueno. Afincado en Los Angeles desde hace ya más de tres décadas, caracterizado por su poderoso lenguaje icónico y una personal manera de apropiarse de las expresiones del arte y la comunicación, a través de muy diversos soportes urbanos, abordó este proyecto antes de su regreso a Estados Unidos, que se ha sumado a su larga y prolífica trayectoria ligada al pop art y el grafismo. No es una intervención cualquiera ni en dimensión ni en significado, incluso conlleva un homenaje implícito.
Las naves 7 y 8 de la firma ‘Cobasa’, -una de las empresas de su familia- están ubicadas en el Polígono de Raos, miden nueve metros de alto por 63 de largo. El mural, denominado ‘Razzle Dazzle Cobasa’, fue realizado en julio y contó con la ayuda de pintores de fachadas (Víctor Villasol) que prepararon la superficie y dieron el color de fondo. Gómez Bueno y su asistente, Juan Rusillo, afrontaron el dibujo del diseño durante ocho noches. No obstante la acción se prolongó más de lo planificado tanto por la lluvia como por el viento que dificultaron las labores diurnas y nocturnas en especial en los trabajos de altura sobre una pluma.
El mural de ‘Cobasa’, pintado en julio, evoca el ‘razzle dazzle’, el camuflaje de barcos que se usó en la I Guerra Mundial
Gómez Bueno comenzará esta semana un mural en Palm Springs (California), mientras diseña un nuevo cartel para la gira sudamericana del grupo Metallica (el pasado año recibió numerosas críticas por plasmar un torero en el diseño del póster del concierto del grupo celebrado en Madrid). Sobre el motivo que vertebra el mural de Raos, explica que tiene su origen en la idea de vincular a Cobasa, una consignataria de barcos, con el bagaje histórico más creativo de la marina mercante en la I Guerra Mundial, cuando los mandos del Almirantazgo británico decidieron recurrir a las vanguardias artísticas para tratar de atenuar el porcentaje de éxito de los submarinos nazis en la destrucción de barcos.
Atribuido al artista británico Norman Wilkinson, a quien el cántabro rinde homenaje, con clara influencia cubista, el trabajo responde a la estética conocida por el nombre de ‘razzle dazzle'(«camuflaje deslumbrante»). Un estilo de camuflaje de barcos que se usó ampliamente en la Primera Gran Guerra y, en menor medida, en la Segunda . Consistía en «complejas composiciones de formas geométricas en colores contrastantes, que se interrumpen y se cruzan entre sí. La intención era deslumbrar, no ocultar, para así dificultar la estimación del alcance, la velocidad y el rumbo del barco para que el enemigo asumiese una posición de disparo deficiente».
Desde su llegada a Estados Unidos, Gómez Bueno continúa en contacto, tanto en LA como en Nueva York, con gente a la que conoció en sus inicios. Con una proyección siempre creciente, ha pasado a exponer en Bélgica, Francia, Italia, Alemania, Inglaterra, Portugal, México, Brasil, o China, hasta superar ya medio centenar de muestras individuales. Ahora trabaja en diseños para grupos y músicos como Mike Watt y prepara material para la serie ‘Descubrimientos Botánicos’con destino a la feria de Miami Basel en diciembre, a la que acude con la galería Jack Shainman. Ya en la primavera de 2020, el artista celebrará una exposición en Tokio.
Gómez Bueno (Torrelavega, 1964) recibe con profusión encargos tanto de diseños comerciales, logos, camisetas, carteles, skates, snowboards… que alterna con las exposiciones. Este año protagonizó una de las exposiciones más importantes en su trayectoria, en el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles -Lacma, el mayor en el oeste de los EEUU con más de un millón de visitas anuales. Su objetivo para el mural de Cobasa ha sido el de hacer un guiño estético en dos planos, artístico y portuario. Otro paso en el punto de mira de su creatividad bajo un lema permanente: «Hay que cambiar y arriesgar».